1/7/08

El abrazo de mi papá.


Hoy sólo quiero dejarles esta canción de Coalo Zamorano.

Es inexplicable el enorme amor que recibimos de Dios a diario. Frenemos aunque sea un minuto, y dejemos que él nos abrace, “como un padre a su hijo”. Y si hoy no fue un buen día, su abrazo te va a animar, te va a hacer sentir seguro, y si fue un día de conquista y éxito, entregarle a Dios esa felicidad con un abrazo será la mejor manera de decirle “soy lo que soy por tu gracia”.

Yo tuve la hermosa bendición de disfrutar de un padre, que a pesar de que hoy no lo tengo, todavía puedo sentir el calor Y el amor de uno de sus abrazos; y recuerdo un momento de mi niñez que lo tengo presente como si hubiese sucedido ayer.
Yo tenía unos 5 años y en el jardín de infantes al que iba se organizó un campamento, de un día en Tanti, a la ida todo muy bien, pero al regreso, era tal mi desesperación por volver a casa, por ver a mi mamá y a mi papá (de niño era lo que mis tías y alguna que otra amiga de mi mamá catalogaban de "niño mamero”, mal que me pese) que cuando estaba llegando el colectivo al colegio, instintivamente atiné a abrir la ventana del transporte, localicé a mi papá, y literalmente me tiré por la ventana hacia los brazos de mi viejito como si me estuviese tirando del Titanic en pleno hundimiento. En sus brazos me sentí seguro… y feliz :)

Hoy no lo tengo físicamente, el falleció hace ya casi 2 años, pero han quedado en mi memoria miles de momentos hermosos como ese, en donde un abrazo de mi papá me otorgó todo lo que necesitaba en ese instante.
Hoy cuento con el abrazo eterno de mi Dios, que en esos momentos que vivo de total desorientación, o de alguna tristeza o dolor, o de algún problema problemático, se que puedo acudir a sus brazos, para encontrar el abrazo como el de un padre a su niño; y como dice la canción: "Dios llena cada rincón de mi ser", y lo necesito, como el desierto necesita a la lluvia, como el sediento necesita el agua, como el hijo al encontrarse con los brazos de su padre, Cristo es quien sacia mi corazón, él es mi pasión.

Por eso, hoy declaremos esta alabanza a nuestro Dios, porque sólo en el podemos encontrar todo lo que necesitamos, y si por alguna razón, la que sea, hoy no tenés los brazos de un padre físico, el abrazo de Dios estará siempre, siempre, siempre.

Así que amigos, abran paso que voy a practicar nuevamente el clavado desde la ventana del colectivo, pero hacia los brazos de mi Dios.

¡Cuán precioso, oh Dios, es tu gran amor!
Todo ser humano halla refugio a la sombra de tus alas.
(Salmos 36:7 -NVI-)

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