10/8/09

No seas MARMOTA

"Si ustedes viven de acuerdo a esos deseos, morirán para siempre; pero si por medio del Espíritu Santo ponen fin a esos malos deseos, tendrán vida eterna. Todos los que viven en obediencia al Espíritu de Dios, son hijos de Dios" (Romanos 8:13-14)

Una vieja película de los '90, titulada "Groundhog Day" (literalmente "El día de la marmota"), cuenta la historia de un periodista que viaja a Pennsilvanya para cubir el festejo del "Día de la marmota" (si si, aunque no lo creas, es un festejo real de esa ciudad en los EEUU...), cuando descubre que cada mañana al despertar, siempre es el 2 de febrero, repitiéndose cada suceso que ha vivido. De esta manera cada día intenta casmbiar sus actos, sobre todo aquellos que no le dejaron buenos resultados... En fin, una película con pocas luces, pero que me sirve para lo que hoy quiero que reflexionemos.

¿Alguna vez te pasó de hacer algo y luego querer volver el tiempo atrás, para decidir correctamente y no volver a hacerlo?

Algo así les sucedió a Adan y Eva en el huerto del Edén, cuando Dios les prohibió que comieran del arbol de la Vida, porque de hacerlos morirían. Pero el diablo, astuto como serpiente, los tentó para que lo hiciesen, y fue así como perdieron el derecho de vivir en la constante presencia de Dios.

Pablo nos escribe en el libro de Corintios lo siguiente:
"Todo me es lícito, pero no todo me conviene,todo me es lícito, pero no todo me edifica" (1Corintios 10:23)

No hay duda de que
TODO te está permitido hacer, ni siquiera Dios puede detenerte a hacer lo que tu voluntad decida, esto se llama libre albedrío; pero debés saber que (y citando a Evelyn Regondi el sábado) "toda acción produce una reacción", es decir, TODO lo que hagas, producirá un resultado.

El punto es el siguiente: Cuando dejamos que nuestra voluntad, guiada por nuestros deseos, pasiones, emociones, direccionen nuestra vida, corremos el gran riesgo de morir, y no hablo de una muerte física necesariamente, si no de una muerte espiritual, que en ocaciones es imperceptible; me refiero a que es fácil aparentar que "todo está bien", pero ante los ojos de Dios, nada queda oculto. La realidad es que en ocaciones nos vamos acostumbrando a vivir lejos de su presencia, acostumbrándonos a cargar con culpas sin experesar un genuino arrepentimiento, viviendo una vida religiosa de apariencias, que calma conciencias, pero que consume nuestro espíritu poco a poco.

Es tiempo de tomar decisiones, decisiones que cambien tu vida, la transforme. Es tiempo de entender que no existe la posibilidad de despertar nuevamente en el mimso día, para solucionar aquellas consecuencias de las malas decisiones... pensar de esta manera es realmente de marmota. Vivir de acuerdo a los deseos de nuestra voluntad nos traerá concecuencias que hoy quizá ni siquiera podamos imaginar.

Dios en su eterno y perfecto amor no se fija en el tamaño del error, como en la parábola del hijo pródigo, nos espera constantemente para recibirnos con un abrazo de padre, para perdonar nuestros pecados, vivir una vida de obediencia como hijo de Dios y permitiendo que dejemos atrás aquellas cosas que nos atrapan y nos alejan cada día más de su presencia, su voluntad y sus propósitos.
CONCLUSIÓN: ¿Vas a esperar al día de la marmota o, como el hijo pródigo, vas a correr hacia los brazos de tu padre Eterno?



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