10/6/08

VAYA VALLAS!

Hoy leía sobre Saif Saaeed Shaheen, quien tiene el record mundial (7 min/ 53 seg /63 sent)en los 3000 metros de carrera con obstáulos. En el año 2005 Saif corría desbocado contra reloj en las pruebas olimpicas de la reunion de Zurich, con toda la intención de romper su propio record, cuando ya miraba de reojo al marcador, cuando ya sabía que todo era cuestión de segundos, que ya sólo le quedaba un salto, que podía batir su propia plusmarca mundial..., se cayó. Fue en la última curva, tras la última valla… un fotógrafo tomo la imagen en el instante de la caída, que se puede observar en la imagen de cabecera, en el ángulo superior derecho (del verbo en el costadito arriba).

Prueba interesante estas carreras de vallas, carreras de velocidad en la que los competidores deben superar una serie de barreras hasta llegar a la meta. El reglamento dice que un atleta podrá ser descalificado sino atraviesa una valla, si pasa el pie o la pierna por debajo del plano horizontal superior de una valla, en cualquier momento del franqueo, si salta una valla que no esté en su calle o si derriba intencionadamente la misma. Ahora derribar vallas no descalifica a un atleta ni impide que consiga un récord o marca vállida.

Verdaderamente podemos hacer una analogía entre estas carreras con la vida misma, ya que en ese recorrido hasta nuestras metas, de seguro nos encontraremos con obstáculos que procurarán detenernos.

Ahora cuando decidimos perseguir los propósitos que Dios tiene para nuestra vida, también aparecen obstáculos, y muchas veces el diablo mismo se encarga de acomodarlos en la pista, porque conoce muy bien las circunstancias en las que somos más débiles, y podemos tropezar y caer, como en el ejemplo de nuestro corredor Saif, que encontró su peor obstáculo casi al final de la carrera.
La cuestión en esta carrera es no correr el riesgo de ser “descalificados”, cuando por ejemplo ante estos obstáculos nos quedamos frenados, tirados en la pista sin ganas de seguir la carrera, porque por nuestras propias fuerzas es imposible levantarnos nuevamente, o creer que podemos hacer trampa enterrando el error, a través de la autocompasión, sin rendir sinceramente y con todo el corazón ese obstáculo a Dios a través del arrepentimiento genuino.
Lo importante ante estos obstáculos es saber que ellos no deben determinar nuestra carrera, no importa su tamaño, tampoco si tropezamos con ellos y caemos, aún cuando quedan heridas profundas, lo importante es aprender a tomarnos de la mano de Dios, la que nos ayuda a superarlos, que nos levanta poniéndonos en carrera de nuevo, aprendiendo que es sólo a través de su Espíritu donde podemos lograr el verdadero éxito en la superación de obstáculos.
Pablo le escribe a los filipenses lo siguiente:
“No es que ya lo haya conseguido todo, o que ya sea perfecto. Sin embargo, sigo adelante esperando alcanzar aquello para lo cual Cristo Jesús me alcanzó a mí. Hermanos, no pienso que yo mismo lo haya logrado ya. Más bien, una cosa hago: olvidando lo que queda atrás y esforzándome por alcanzar lo que está delante, sigo avanzando hacia la meta para ganar el premio que Dios ofrece mediante su llamamiento celestial en Cristo Jesús.

(Filipenses 3:12 -14)

No interesa en qué distancia de la carrera estemos, interesa que sigamos firmes hasta la meta, hasta el objetivo final, tampoco interesa el tamaño del obstáculo, si nos hizo caer, si nos hizo daño, interesa que lo olvidemos y lo dejemos atrás, mirando siempre hacia delante.
El premio de Dios para nuestra vida jamás se comparará con nada, el diseñó cosas perfectas para nuestra vida. Corramos esa carrera, saltemos las vallas!!!

1 comentario:

Pablo M dijo...

muy buena reflexion, les dejo este versículo que también ilustra esta buena palabra: "Sin embargo, considero que mi vida carece de valor para mí mismo, con tal de que termine mi carrera y lleve a cabo el servicio que me ha encomendado el Señor Jesús, que es el de dar testimonio del evangelio de la gracia de Dios" Hechos 20:24. saludos A2